2 ene 2009

De noche, una sola versión

- Usted es la sensibilidad que falta y nunca dice: estoy aquí. Tal vez porque no soy un conejo blanco. (M)

- Hola señor. Soy una chica que no puede dormir y el miedo de las pesadillas me levantó de la cama. (Y)


Desde la almohada se sienten los chirridos en el placard. Ese placard no está en al habitación y los chirridos intentan esconderse. Más agudos, más agudos, más agudos, están acá. Eso es acá. La audición se centraliza, se hace profunda y deja temblar las manos para poner la sábana delante de sus ojos. No los abre, no quiere saber, pero está ahí. Sabe todo: ve y escucha. Encontró un montón de fantasmas, ¿la están esperando? No responde. Se convence de la pesadilla. El aire en los pies, el peso en la frazada. La verdad se sienta a la orilla de su cama.

No lo soporta. Despierta de un golpe y segundos después salta de la cama. Corre todo lo que puede, en su mente, pero tiene las piernas cansadas. Se acuesta y el esfuerzo es doble.

Despertáte.

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A mi amigo mexicano, M. Un afortunado o un loco.
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