Te enroscaste en una madeja de lana color fucsia y ahora odias a las chicas que usan vincha. No será mucho?
La última vez que nos vimos me prometiste no volver a aparecer y ahora? Te arrepentiste? No me hables así porque me voy. Y lo hago. No me amenaces con viajarte solo y olvidar el perro porque igual no es mío y los peces son mejor compañía.
Hablemos de algo liviano. No inventes excusas que después te dejen en la puerta del horno otra vez. No estoy para salvarte de tus baches ni quiero que me tapes los ojos para el terror que nos rodea. El miedo dejo de ser un problema, sabés? No, no sabés de mí. Y mejor así.